sábado, 6 de octubre de 2012



Soy inocente, no soy criminal ni delincuente, no he robado ni he matado a nadie
A cuatro meses de mi detención‏
Nina Mansilla *
Han pasado 4 meses desde que fui allanada y detenida en mi casa en presencia de mi hijo de 3 años; mi vida cambió radicalmente en 2 días.
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El 29 de Mayo allanaron mi casa, me llevaron al CEIP a declarar y por la noche a la FELCC. El 30 de Mayo nos presentaron en una conferencia de Prensa en el Ministerio de Gobierno a Henry y a mí, minutos antes de entrar a dicho acto escuchamos las acusaciones por 17 atentados; fue ahí donde me enteré realmente de qué nos acusaban y entendí que era mi “muerte civil” y que era mi oportunidad para defenderme públicamente cuando entramos esposad@s con deltas por detrás.
Me presentaron como la cabecilla de una organización internacional armada, de inmediato reaccioné y dije: “Soy inocente, no soy criminal ni delincuente, no he robado ni he matado a nadie, ¿Desde cuándo ser defensora de los derechos de las mujeres, los niños y la pachamama es ser terrorista?, soy madre, soy inocente, pido justicia y exijo mi libertad”. Que quede claro que fuimos presentados públicamente como responsables de los atentados, sin un juicio justo ni previo, ni las debidas investigaciones para lanzar una acusación tan grave.
Luego nos llevaron a las celdas judiciales a la espera de nuestra audiencia cautelar que fue el 31 de Mayo, donde después de dicha audiencia totalmente manipulada nos dieron detención preventiva a Henry y a mí, y a otros les dieron arresto domiciliario por “colaborar con la investigación” en palabras de los fiscales.
Desde ese día estoy recluida en el Centro de Orientación Femenina de Obrajes, intentando entender cuál es el fondo de estas acusaciones y de estos atentados ¿Quiénes están detrás? Me han hecho llegar muchos comentarios, impresos de manifiestos a favor y en contra, y otros adjudicándose estos actos.
Desde ese día estoy pidiendo la cesación a mi detención preventiva, con 5 audiencias suspendidas por una y mil excusas, y una llevada a cabo donde me negaron la cesación. Los rumores, especulaciones sobre una y otra persona, sus actitudes, acciones y reacciones respecto a este caso, han marcado mi incertidumbre de no saber “quién es quién” ¿A quiénes he llamado compañer@s, amig@s y herman@s todos estos años?
Hice una declaración ampliatoria, donde aclaré cuáles eran mis actividades en las fechas que se me acusaba, mis vínculos con personas que igualmente están siendo procesadas, pero llegado el momento comenzaron las advertencias: “Ayúdate, si quieres ver a tu hijo”. Sobre la información que tenían de ciertas personas y lugares acoté algo, en base a los manifiestos y pronunciamientos, rumores y especulaciones dije lo que sabía, no sé cuán acertada haya sido esta decisión que me ha traído más perjuicios que beneficios y que ha levantado otra ola de rumores y acusaciones sobre mí.
No negaré nunca lo que he sido y lo que soy, fui activista anarquista-feminista y lo sigo siendo, formé parte de un colectivo de mujeres: “Las Niñas Dinamiteras” que nunca tuvo que ver con explosivos ni nada por el estilo, nuestro nombre iba dirigido a dinamitar, interpelar, cuestionar y desmoronar ideas preestablecidas respecto a la mujer; junto a ellas sacamos varios números de fanzines (ahora secuestrados) durante 5 años, luego formamos una banda que tocaba desde punk hasta cumbia, precisamente porque no queríamos encasillarnos en ningún estilo, nuestra crítica era obviamente a la sociedad reflejada en nuestros propios compañeros de lucha que varias veces tenían actitudes y reacciones machistas y misóginas, así también nos llamaban “Las Malditas Dinamiteras” por eso asumimos el nombre en respuesta a su rechazo.
Teníamos problemas con colectivos de jóvenes que recién se iniciaban en el anarquismo, seguros que los punks eran los primeros y últimos anarquistas, creyendo que al repetir un discurso automáticamente su vida y su práctica cotidiana cambiaba; criticaban nuestro feminismo, nuestra liberación y nuestras propias formas de ser y vestir. Desde esos años tuvimos diferencias tanto ideológicas como generacionales con la Comunidad Anarco Punk que luego se dividió y quedó como OARS, de la que es parte Renato Vincentti quien me acusó y dizque reconoció como la persona que aparece en “el video”, sabiendo que no soy yo y que la persona en cuestión era una ex compañera con la que él y su hermano tuvieron, y tienen más relación que conmigo. ¿Qué esconden?
Estando aquí recluida soy consciente de la terrible acusación de la que somos víctimas, tanto los que estamos dentro, como los que están afuera, a mi parecer nunca fuimos un movimiento, sino una juntucha de varios colectivos, que teníamos algunas actividades en común, con mucha diferencias internas que a la vez no nos permitían concretar varios objetivos, por tanto nunca respondimos a actitudes autoritarias de partido, mucho menos de comando.
Personalmente he simpatizado y he tratado de aplicar el anarquismo y feminismo en mi vida cotidiana, ese que me libera de mis propias ataduras; creo que con un poco de coherencia entre mi discurso y accionar puedo cambiar mi presente y mi futuro, no es fácil romper las estructuras pero tampoco es imposible. Como socióloga que soy, también trato de aplicar a mi trabajo mis pensamientos, he trabajado con mujeres, recuperando sus historias intentando coadyuvar en su presente, si bien hay cosas que se pueden lograr colectivamente creo profundamente que el cambio comienza por un@ mism@ a partir de nuestras críticas e interpelaciones personales, también creo que lo más libertario es asumir nuestras decisiones con todo lo que implica, por eso creo que l@s autores y partícipes detrás de estos atentados deben responsabilizarse por sus actos y no pensar o dejar como ellos mismos dicen: “que alguien tiene que pagar por el movimiento”, como si ese “alguien” no tuviera vida, familia, decisiones y objetivos propios.
No termino de entender cuál es el trasfondo de todas estas acusaciones; del Estado como tal representado en éste y anteriores gobiernos nunca esperé nada bueno, siempre supe que la justicia era subjetiva y que en este sistema ésta se supedita al poder político y económico, ahora yo lo estoy viviendo en carne propia. Las acusaciones que me hacen no tienen fundamento ni prueba algunas, poniendo en evidencia una vez más que se detiene y luego se investiga, prevaleciendo más el Principio de la Culpabilidad que el de Inocencia, entonces me pregunto: ¿Cuán peligrosa puedo ser yo para la seguridad de este Estado y la Sociedad?
Hay un video que hasta hoy no he podido ver y que menciono anteriormente, sólo pude ver una imagen congelada de una persona que fue muy cercana a mí hace unos años, que formó parte del colectivo y la banda, a la cual llamé compañera y hermana en algún momento, no puedo decir lo mismo ahora, ya que ella sabe cuál es mi situación legal y emocional, sabe que estoy aquí por ella, por tener un supuesto “parecido”.
Si bien estas acusaciones que me hace el Ministerio Público se debieron y deben a una coyuntura política, tampoco se puede negar que estos “atentados” ocurrieron, prueba de ello son los manifiestos donde ellos mismos se adjudican los hechos. Personalmente no creo que con bombas de humo se pueda atacar o destruir alguna estructura sistémica, mucho menos un Estado, lo único que se ha logrado es alentar y estimular al poder para que descargue su furia sobre nosotr@s, nos amedrente, nos divida y nos enfrente entre colectivos y nos separe de los movimientos sociales con los que fuimos y somos solidarios, compartimos y apoyamos causas.
Creo que cuando un grupo de personas idea, planea estos actos, asume los riesgos, las consecuencias, la protección y la resistencia de l@s que participarán. En mi caso nada de esto pasó, nunca fui parte de estos planes, no sé quiénes están detrás de estos atentados pero estoy acusada y detenida por éstos, soy una de las personas más afectadas por tanto interesada en aclarar los hechos. ¿Por qué debería callar? ¿Para proteger a quién? Se ha dicho de mí que soy una soplona, que me quitan su solidaridad porque “por salvarme he acusado a otros”, por lo que veo es muy fácil llenarse la boca de discursos muy radicales, hablar de lealtad y resistencia detrás de un teclado, escribir pronunciamientos estrellándose contra el Estado, la sociedad y todos l@s que no piensan como ell@s solo para tener palestra pero ¿quién se pone en mi lugar?, ¿quién vive conmigo el día a día aquí adentro?, ¿quién soporta las humillaciones y amedrentamiento del que he sido blanco estos 4 meses?
Pocas pero valerosas son las personas que me han apoyado y se han solidarizado de verdad conmigo, no solo hablo de l@s que me visitan, sino también de l@s que desde la distancia me hacen llegar su fuerza y apoyo; a ell@s mi agradecimiento más profundo.
Para terminar quiero decir que no me interesa el papel de una heroína o mártir del anarquismo, no creo en estos protagonismos ni en esas falsas famas, no creo en esos manifiestos que se adjudican los atentados, que alzan mi nombre y me incriminan más, queriendo hacer parecer que soy parte de ell@s.
Solo quiero recuperar mi libertad, retomar mi vida al lado de mi hijo y mi madre, vivir mi vida como yo creo correcta, quiero volver a mi casa, a mi huerta, a cosechar los frutos que sembré antes que ocurriera esta pesadilla.
Para l@s que entiendan mis palabras bien, para l@s que esperaban otra cosa bien también, soy honesta y me gusta ser clara, no quiero vender discursos ni llenarme la boca de palabras que creen falsas ilusiones, mi lucha es por la verdad con un@ mism@, mi lucha es en el día a día, la gente que me conoce sabe cómo soy, si el resto que no me conoce quiere juzgarme allá ell@s, solo pido que asuman sus decisiones y sus actos, no se puede jugar así con la vida, la seguridad y estabilidad emocional y material de las personas y menos de un niño. Si ell@s no tiene nada que perder, yo sí.
* Defensora de los derechos de las mujeres, los niños y la Pachamama; detenida política del “Estado plurinacional”, acusada de “terrorismo” por el “gobierno del cambio”. La Paz, 30 de septiembre de 2012.

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