A cuatro
meses de mi detención
Nina Mansilla *
Han pasado 4 meses desde que fui
allanada y detenida en mi casa en presencia de mi hijo de 3 años; mi vida
cambió radicalmente en 2 días.
El contenido de estas páginas no refleja
necesariamente la opinión de Bolpress
El 29 de Mayo allanaron mi casa, me llevaron al
CEIP a declarar y por la noche a la FELCC. El 30 de Mayo nos presentaron en una
conferencia de Prensa en el Ministerio de Gobierno a Henry y a mí, minutos antes
de entrar a dicho acto escuchamos las acusaciones por 17 atentados; fue ahí
donde me enteré realmente de qué nos acusaban y entendí que era mi “muerte
civil” y que era mi oportunidad para defenderme públicamente cuando entramos
esposad@s con deltas por detrás.
Me presentaron como la cabecilla de una
organización internacional armada, de inmediato reaccioné y dije: “Soy
inocente, no soy criminal ni delincuente, no he robado ni he matado a nadie,
¿Desde cuándo ser defensora de los derechos de las mujeres, los niños y la
pachamama es ser terrorista?, soy madre, soy inocente, pido justicia y exijo mi
libertad”. Que quede claro que fuimos presentados públicamente como
responsables de los atentados, sin un juicio justo ni previo, ni las debidas
investigaciones para lanzar una acusación tan grave.
Luego nos llevaron a las celdas judiciales a la
espera de nuestra audiencia cautelar que fue el 31 de Mayo, donde después de
dicha audiencia totalmente manipulada nos dieron detención preventiva a Henry y
a mí, y a otros les dieron arresto domiciliario por “colaborar con la
investigación” en palabras de los fiscales.
Desde ese día estoy recluida en el Centro de
Orientación Femenina de Obrajes, intentando entender cuál es el fondo de estas
acusaciones y de estos atentados ¿Quiénes están detrás? Me han hecho llegar
muchos comentarios, impresos de manifiestos a favor y en contra, y otros
adjudicándose estos actos.
Desde ese día estoy pidiendo la cesación a mi
detención preventiva, con 5 audiencias suspendidas por una y mil excusas, y una
llevada a cabo donde me negaron la cesación. Los rumores, especulaciones sobre
una y otra persona, sus actitudes, acciones y reacciones respecto a este caso,
han marcado mi incertidumbre de no saber “quién es quién” ¿A quiénes he llamado
compañer@s, amig@s y herman@s todos estos años?
Hice una declaración ampliatoria, donde aclaré
cuáles eran mis actividades en las fechas que se me acusaba, mis vínculos con
personas que igualmente están siendo procesadas, pero llegado el momento
comenzaron las advertencias: “Ayúdate, si quieres ver a tu hijo”. Sobre la
información que tenían de ciertas personas y lugares acoté algo, en base a los
manifiestos y pronunciamientos, rumores y especulaciones dije lo que sabía, no
sé cuán acertada haya sido esta decisión que me ha traído más perjuicios que
beneficios y que ha levantado otra ola de rumores y acusaciones sobre mí.
No negaré nunca lo que he sido y lo que soy, fui
activista anarquista-feminista y lo sigo siendo, formé parte de un colectivo de
mujeres: “Las Niñas Dinamiteras” que nunca tuvo que ver con explosivos ni nada
por el estilo, nuestro nombre iba dirigido a dinamitar, interpelar, cuestionar
y desmoronar ideas preestablecidas respecto a la mujer; junto a ellas sacamos
varios números de fanzines (ahora secuestrados) durante 5 años, luego formamos
una banda que tocaba desde punk hasta cumbia, precisamente porque no queríamos
encasillarnos en ningún estilo, nuestra crítica era obviamente a la sociedad
reflejada en nuestros propios compañeros de lucha que varias veces tenían
actitudes y reacciones machistas y misóginas, así también nos llamaban “Las
Malditas Dinamiteras” por eso asumimos el nombre en respuesta a su rechazo.
Teníamos problemas con colectivos de jóvenes que
recién se iniciaban en el anarquismo, seguros que los punks eran los primeros y
últimos anarquistas, creyendo que al repetir un discurso automáticamente su
vida y su práctica cotidiana cambiaba; criticaban nuestro feminismo, nuestra
liberación y nuestras propias formas de ser y vestir. Desde esos años tuvimos
diferencias tanto ideológicas como generacionales con la Comunidad Anarco Punk
que luego se dividió y quedó como OARS, de la que es parte Renato Vincentti
quien me acusó y dizque reconoció como la persona que aparece en “el video”, sabiendo
que no soy yo y que la persona en cuestión era una ex compañera con la que él y
su hermano tuvieron, y tienen más relación que conmigo. ¿Qué esconden?
Estando aquí recluida soy consciente de la terrible
acusación de la que somos víctimas, tanto los que estamos dentro, como los que
están afuera, a mi parecer nunca fuimos un movimiento, sino una juntucha de
varios colectivos, que teníamos algunas actividades en común, con mucha
diferencias internas que a la vez no nos permitían concretar varios objetivos,
por tanto nunca respondimos a actitudes autoritarias de partido, mucho menos de
comando.
Personalmente he simpatizado y he tratado de
aplicar el anarquismo y feminismo en mi vida cotidiana, ese que me libera de
mis propias ataduras; creo que con un poco de coherencia entre mi discurso y
accionar puedo cambiar mi presente y mi futuro, no es fácil romper las
estructuras pero tampoco es imposible. Como socióloga que soy, también trato de
aplicar a mi trabajo mis pensamientos, he trabajado con mujeres, recuperando
sus historias intentando coadyuvar en su presente, si bien hay cosas que se
pueden lograr colectivamente creo profundamente que el cambio comienza por un@
mism@ a partir de nuestras críticas e interpelaciones personales, también creo
que lo más libertario es asumir nuestras decisiones con todo lo que implica,
por eso creo que l@s autores y partícipes detrás de estos atentados deben
responsabilizarse por sus actos y no pensar o dejar como ellos mismos dicen:
“que alguien tiene que pagar por el movimiento”, como si ese “alguien” no
tuviera vida, familia, decisiones y objetivos propios.
No termino de entender cuál es el trasfondo de
todas estas acusaciones; del Estado como tal representado en éste y anteriores
gobiernos nunca esperé nada bueno, siempre supe que la justicia era subjetiva y
que en este sistema ésta se supedita al poder político y económico, ahora yo lo
estoy viviendo en carne propia. Las acusaciones que me hacen no tienen
fundamento ni prueba algunas, poniendo en evidencia una vez más que se detiene
y luego se investiga, prevaleciendo más el Principio de la Culpabilidad que el
de Inocencia, entonces me pregunto: ¿Cuán peligrosa puedo ser yo para la
seguridad de este Estado y la Sociedad?
Hay un video que hasta hoy no he podido ver y que
menciono anteriormente, sólo pude ver una imagen congelada de una persona que
fue muy cercana a mí hace unos años, que formó parte del colectivo y la banda,
a la cual llamé compañera y hermana en algún momento, no puedo decir lo mismo
ahora, ya que ella sabe cuál es mi situación legal y emocional, sabe que estoy
aquí por ella, por tener un supuesto “parecido”.
Si bien estas acusaciones que me hace el Ministerio
Público se debieron y deben a una coyuntura política, tampoco se puede negar
que estos “atentados” ocurrieron, prueba de ello son los manifiestos donde
ellos mismos se adjudican los hechos. Personalmente no creo que con bombas de
humo se pueda atacar o destruir alguna estructura sistémica, mucho menos un
Estado, lo único que se ha logrado es alentar y estimular al poder para que
descargue su furia sobre nosotr@s, nos amedrente, nos divida y nos enfrente
entre colectivos y nos separe de los movimientos sociales con los que fuimos y
somos solidarios, compartimos y apoyamos causas.
Creo que cuando un grupo de personas idea, planea
estos actos, asume los riesgos, las consecuencias, la protección y la
resistencia de l@s que participarán. En mi caso nada de esto pasó, nunca fui
parte de estos planes, no sé quiénes están detrás de estos atentados pero estoy
acusada y detenida por éstos, soy una de las personas más afectadas por tanto
interesada en aclarar los hechos. ¿Por qué debería callar? ¿Para proteger a
quién? Se ha dicho de mí que soy una soplona, que me quitan su solidaridad
porque “por salvarme he acusado a otros”, por lo que veo es muy fácil llenarse
la boca de discursos muy radicales, hablar de lealtad y resistencia detrás de
un teclado, escribir pronunciamientos estrellándose contra el Estado, la
sociedad y todos l@s que no piensan como ell@s solo para tener palestra pero
¿quién se pone en mi lugar?, ¿quién vive conmigo el día a día aquí adentro?,
¿quién soporta las humillaciones y amedrentamiento del que he sido blanco estos
4 meses?
Pocas pero valerosas son las personas que me han
apoyado y se han solidarizado de verdad conmigo, no solo hablo de l@s que me
visitan, sino también de l@s que desde la distancia me hacen llegar su fuerza y
apoyo; a ell@s mi agradecimiento más profundo.
Para terminar quiero decir que no me interesa el
papel de una heroína o mártir del anarquismo, no creo en estos protagonismos ni
en esas falsas famas, no creo en esos manifiestos que se adjudican los
atentados, que alzan mi nombre y me incriminan más, queriendo hacer parecer que
soy parte de ell@s.
Solo quiero recuperar mi libertad, retomar mi vida
al lado de mi hijo y mi madre, vivir mi vida como yo creo correcta, quiero
volver a mi casa, a mi huerta, a cosechar los frutos que sembré antes que
ocurriera esta pesadilla.
Para l@s que entiendan mis palabras bien, para l@s
que esperaban otra cosa bien también, soy honesta y me gusta ser clara, no
quiero vender discursos ni llenarme la boca de palabras que creen falsas
ilusiones, mi lucha es por la verdad con un@ mism@, mi lucha es en el día a
día, la gente que me conoce sabe cómo soy, si el resto que no me conoce quiere
juzgarme allá ell@s, solo pido que asuman sus decisiones y sus actos, no se
puede jugar así con la vida, la seguridad y estabilidad emocional y material de
las personas y menos de un niño. Si ell@s no tiene nada que perder, yo sí.
* Defensora de los derechos de las mujeres, los
niños y la Pachamama; detenida política del “Estado plurinacional”, acusada de
“terrorismo” por el “gobierno del cambio”. La Paz, 30 de septiembre de 2012.
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