4 de
Noviembre de 1964
DERROCAMIENTO
DE PAZ, LA ASONADA DE BARRIENTOS Y LA INSURRECCION PACEÑA
Jorge Echazu
Alvarado
Desde el mismo
día de su ascenso a la vicepresidencia, el General René Barrientos Ortuño mostró su total independencia respecto de
Paz Estenssoro. Quería demostrar el caudillo militar que él no debía nada a Paz
y que, por el contrario, incluso se oponía al "jefe". Consciente de
su propia fuerza y de la debilidad del gobierno del viejo demagogo, el ejército
pasa a la acción clásica del militarismo de todos los tiempos, consumando un
nuevo golpe de Estado a principios de noviembre de 1964.
Es importante
detenernos en el análisis del 4 de noviembre, no tanto desde el punto de vista
histórico, sino desde el materialista histórico, para desentrañar el contenido
mismo de los cambios que se dieron entonces.
Ante los
proyectos golpistas del militarismo renaciente, las masas populares, en La Paz,
toman la iniciativa y se lanzan a la lucha para derrocar a Paz, defendido en la
circunstancia por algunos "milicianos" movimientistas atrincherados
en el cerro de Laikakota, la sede del Control Político en la calle Potosí y en
el Panóptico Nacional.
La situación de
noviembre-64, era la siguiente: habían tres bandos en pugna. Las fuerzas
movimientistas de mercenarios pagados que, en desbandada, procuraban alguna
resistencia más para salvar el pellejo una vez que su propio jefe ya había
tomado el camino de la huida; las fuerzas populares que ganaron las calles
paceñas espontáneamente y se iban armando con pertrechos tomados en los sitios
capturados y finalmente, el ejército “nacional” totalmente reorganizado que
había constituido su base en Cochabamba donde Barrientos hizo conocer su
desconocimiento a Paz ofreciendo su propia renuncia como vicepresidente.
Las jornadas
del 4 de noviembre de 1964, son, en
nuestro concepto, una repetición disminuida del 21 de julio de 1946 y del 9 de
abril de 1952. Son las masas populares armadas las que derrotan, después de
prolongadas batallas a la milicia movimientista mercenaria.
La batalla
central se produce frente a la sede del tenebroso Control Político de San Román
en la Calle Potosí esquina Socabaya. Varias horas resisten los movimientistas
la embestida popular lanzada desde todos los ángulos. Las bajas son altas sobre
todo entre los defensores que están completamente sitiados.
Leámos lo que dice Sergio Almaráz en nombre de los
“izquierdistas nacionales” desvirtuando el carácter mismo del 4 de noviembre:
«El desatino se repitió el 4 de noviembre de 1964, cuando
el Pentágono norteamericano impulsó el golpe del general René Barrientos Ortuño
contra el claudicante Paz Estensoro, con el respaldo de la derechista Falange
Socialista Boliviana (FSB), el vetusto Partido Liberal y una fracción del MNR,
integrada por Hernán Siles Zuazo, Juan Lechín y Walter Guevara Arce. La
“izquierda tradicional” estuvo otra vez coadyuvando en semejante entuerto, en
su reiterado propósito de encontrar “Kerenskys” a diestra y siniestra, en tanto
sus dirigentes se sentían los inminentes “Lenines” de procesos
contrarrevolucionarios que acaban, de manera inexorable, por devolver la
globalidad del poder al Imperio y sus acólitos nativos». (1)
En cuanto a estas jornadas históricas, es hora de poner los
puntos sobre las íes. La impopularidad del régimen prorroguista de Paz
Estensoro era ostensible, su reaccionarismo y capitulacionismo frente al
imperialismo eran evidentes e intolerables. Pero en realidad fue la ambición
personal de Barrientos y su convencimiento de que podía servir mejor que el MNR
los intereses del imperialismo, (siempre existe la posibilidad de que el
imperialismo consiga mejores sirvientes desplazando a sus actuales), los que
precipitaron el golpe militar de Barrientos. Empero, para que se enteren de
todo el panorama, los “izquierdistas nacionales” que jamás estuvieron ni por
asomo en las trincheras revolucionarias y populares de La Paz, deben conocer
que se desató una verdadera insurrección popular que asaltó en primer lugar la
sede del tenebroso Control Político, en la calle Potosí esquina Ayacucho,
después el Panóptico Nacional y finalmente la serranía de Laikakota, derrotando
militarmente a las milicias corruptas del MNR y su Control Político.
Los hechos de ese histórico 4 de noviembre deben ser
esclarecidos para la historia, pues al margen de la falsa modestia debemos
señalar que participamos personal y directamente en los combates frente al
Control Político durante tres horas de la mañana del 4 de noviembre logrando
después de una balacera intensa derrotar a los milicianos y liberar a los
prisioneros entre ellos destacadamente a Guido
“Inti” Peredo, Zenón Barrientos
Mamani, el periodista Cueto y otros prisioneros de las mazmorras del
esbirro Claudio San Román, Menacho y los “izquierdistas nacionales”, poniendo
en fuga a los defensores.
El camarada Inti instruyó a los asaltantes revolucionarios
que se destruyeran todos los archivos del Control Político ubicados en el
tercer piso en los que se encontraban consignadas las listas de todos los
comunistas y los revolucionarios, cosa que se cumplió bajo su mando en tanto
que nosotros, los “asaltantes” nos ocupábamos de secuestrar y apoderarnos de la
inmensa cantidad de libros y revistas del campo socialista que eran confiscados
por los “izquierdistas” nacionales de San Román y sus claque.
Otro tanto ocurrió cuando grupos revolucionarios entre los
que se encontraba nuestro camarada Ignacio
Miashiro Ovale, asaltaron el Panóptico Nacional liberando particularmente
al camarada Federico Escóbar Zapata prisionero
de los “izquierdistas nacionales”, Irineo Pimentel y otros.
A esta altura
de los acontecimientos y en vista del triunfo
de los combatientes populares en algunos sitios, se dibuja difusamente todavía
la posibilidad de una nueva insurrección popular que impida la captura del
poder por el militarismo renaciente. Sin embargo, la izquierda nacional siempre
a contra pelo, no comprendió el carácter de los combates y prefirió aclamar a
los "salvadores" de la dictadura movimientista, reconociendo el
triunfo del ejército y su representante, el Gral. René Barrientos.
La izquierda revolucionaria que tiene efectivamente
tradición de lucha y combate de la que carecen en absoluto los “izquierdistas”
nacionales pro-fascistas, sí tuvo una respuesta el 4 de noviembre,
lamentablemente la insurrección fue decayendo conforme transcurría el día y
llegaban las noticias del levantamiento militar de Barrientos en Cochabamba.
Otra cosa diferente fue el
golpe militar de Barrientos desde Cochabamba que ahogó la insurrección urbana
de La Paz.
Sergio Almaráz sigue con
sus interpretaciones “izquierdistas”
“El 4 de noviembre (la izquierda
tradicional) tuvo la última postura aberrante; pensaba estar haciendo la
“verdadera” revolución; en realidad era un acoplado más en el carro de la
reacción”… Al hablar de la “izquierda tradicional” nos referimos al Partido de
la Izquierda Revolucionaria (PIR), Partido Obrero Revolucionario (POR) y a los dos
partidos comunistas ( pro ruso y pro chino ASR), descendientes ambos del
viejo PIR. La muerte de Villarroel es el estigma de esta izquierda…” (Réquiem… .).(Paréntesis, subrayados y negrillas
nuestras) (2)
Almaraz
y los “izquierdistas nacionales”, pretenden burlarse de la actividad de la izquierda
“tradicional” el 4 de noviembre y en ella incluyen a nuestro Partido
(marxista-leninista-maoísta), lo cual es otra falacia, pues como explicábamos
líneas arriba, los marxistas-leninistas
luchamos con las armas en la mano contra Paz Estenssoro y contra Barrientos,
lamentablemente nuestra acción fue insuficiente para detener el golpe de la
célula militar del MNR (Barrientos y Ovando) contra el Gobierno del MNR.
La
historiografía nacionalista y los “izquierdistas nacionales” a la “Solíz”, sostienen que en noviembre
de 1964 se produce la contrarrevolución, es decir la interrupción del proceso
revolucionario y la apertura de una restauración, oligárquica. En este sentido
se expresan la mayor parte de los escritores nacionalistas, como pasamos a ver:
«Cuando los
hechos precipitan la crisis y el poder popular es abatido, el papel de las
fuerzas armadas, como unidad institucional y como poder coercitivo militar
monopólico, determina que esa conducta pendular de los oficiales se petrifique
en una forma de dominación política que arranca de la motivación circunstancial
que motoriza el golpe de Estado. Los generales Barrientos y Ovando, militantes
del MNR hasta el día antes del pronunciamiento militar, dirigentes de la Célula
Militar del MNR en las Fuerzas Armadas, deben dotarse de una imagen distinta:
el reforzamiento del aparato represivo, la liquidación de las libertades
democráticas, la imposición del régimen dictatorial y terrorista conduce a un
fortalecimiento de los grupos militares golpistas y reaccionarios. Desde el
Alto Mando y desde la Junta Militar que presiden los dos generales se llevan a
la práctica medidas draconianas tendientes a liquidar toda resistencia en el
ejército, a eliminar o reducir a la impotencia a los oficiales democráticos y
nacionalistas, a elevar a las posiciones dominantes a quienes destacan por su
incondicional servilismo. El carácter pretoriano y militarista es estimulado
vigorosamente, el odio anticomunista adquiere nuevamente un rango inusitado….» (3).
«La línea revolucionaria
del gobierno del MNR triunfa en 1952,
iniciándose un año después la desviación ideológica que iba a culminar en
1964...
Almaraz nos
relata la intrahistoria de los militares bolivianos (Barrientos, Sanjinés,
Ovando, etc.) y norteamericanos..., los cuales tuvieron un papel fundamental en
la contrarrevolución de 1964….». (4).
René Zavaleta
Mercado, Augusto Céspedes, José Fellman Velarde, Andrés Solíz Rada y todos los
demás escritores movimientistas sostienen a grandes rasgos lo mismo: la época
revolucionaria se corta con el 4 de noviembre cuando se instala la
contrarrevolución.
Amado Canelas, el contradictorio
cronista independiente, tiene una opinión un tanto diferente que no obstante su
superficialidad, se aproxima más a la verdad y al auténtico contenido de los
cambios de noviembre de 1964.
"Frecuentemente,
se ha tipificado el 4 de noviembre de 1964 como un movimiento retrógrado
respecto de la Revolución Nacional que hasta ese entonces vanguardizaba el MNR.
Ni tanto ni tan poco. Para que lo fuera, el proceso del 9 de abril habría
requerido poseer naturaleza y desarrollo distintos a los que tuvo, es decir,
ser anti y no pro-imperialista…….
En efecto, el 4 de noviembre, tanto por sus
protagonistas como por su contenido, no fue otra cosa que un cambio de guardia
dentro del mismo sistema iniciado el 9 de abril de 1952. Después de diez anos
en que representó uno de los pilares más firmes del régimen pero sin tener
verdadero acceso a sus granjerías, el llamado Ejército de la Revolución Nacional
o también Célula Militar del MNR, resolvió que era tiempo de pasar su factura y
de asumir el control absoluto del poder político, teniendo al +civilismo en la
calidad de simple comparsa..." (5).
Ahora bien, expresaremos nuestro
punto de vista en torno al 4 de noviembre.
En primer lugar
recordemos nuestra definición del carácter de clase de los gobiernos del MNR.
Son representantes de una débil burguesía nacional que adhiere al aparato del
Estado y se burocratiza. Pretende
fortalecerse por todos los medios pero no lo logra sino mínimamente a pesar de
disponer, por orden presidencial, de
lodos los recursos del Estado. La fracción burguesa burocrática movimientista
se esfuerza en crear un órgano represivo a su servicio: el ejército de la
Revolución Nacional y no hace sino estructurar las Fuerzas Armadas de la
Seguridad Nacional con amos extranjeros.
Como se ve, la
debilidad de la clase hegemónica es grande y como es natural, otras fracciones
ponen en tela de juicio su hegemonía produciéndose la crisis que se hace
evidente a fines de 1964. Sin embargo, en el campo de la burguesía no existen
grupos suficientemente fuertes que puedan reemplazar a la capa burocrática en
ejercicio del poder. Tiene que ser el ejército que cumpliendo supletoriamente
la función de clase hegemónica se haga cargo del gobierno y de todos los
órganos reguladores de la estructura social.
En síntesis, la
burocracia militar se alía a la burocracia civil y juntas tratan de estabilizar
la dominación de clase en beneficio de sí mismas y de los poderes económicos
imperialistas. Los militares, con Barrientos a la cabeza, acceden al control de
las empresas del Estado: Comibol, Corporación Boliviana de Fomento, Yacimientos
Petrolíferos Fiscales Bolivianos, Banco Minero, Banco Agrícola, Banco Central,
Banco del Estado y otras entidades fiscales. De este modo, formando parte de
una más amplia burocracia burguesa, el militarismo juega su papel de parte o
componente de la clase hegemónica que desde 1964 al presente tiene dominado el
bloque en el poder.
Sin embargo, el
4 de noviembre no es solamente esto. Además significa la iniciación real y
verdadera de la tercera parte de la vida del ejército "boliviano",
una tercera vida que hemos llamado ya, como se sabe, el período de las
"Fuerzas Armadas de la Seguridad Nacional".
La gran guerra
antipopular que lleva a cabo el ejército contra el pueblo, se declara
abiertamente a partir del 4 de noviembre y los militares comprenden que para
salir airosos de este enfrentamiento no pueden prescindir del domino de todos
los resortes del aparato del Estado. El ejército no se replegará a sus
cuarteles más y considerará al país como un inmenso cuartel en una guerra
decisiva y total en consonancia con todos los elementos que ya conocemos en
torno a la doctrina de la "Seguridad Nacional".
Barrientos, el
general de aviación, que ha tenido la virtud de saber engañar a uno de los
politiqueros más empedernidos de la historia del país: Paz Estenssoro, logra
también confundir a vastas masas populares que, en el primer momento, le
brindan su apoyo. Son sobre todo los campesinos del valle central de Cochabamba
los que creen en Barrientos y su profusa propaganda demagógica haciendo posible su gobierno más estable.
En resumen, las
jornadas revolucionarias del 4 de noviembre de 1964, aunque derrotadas,
constituyen otra de las fechas importantes de la actividad histórica,
revolucionaria e insurreccional del pueblo boliviano.
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS.
1. ALMARÁZ, Sergio. Citado por Andrés
Solíz Rada. “Almaráz en la construcción
del Estado Nacional”. Internet.
2. Almaráz. Idem.
3. Almaráz. Idem.
4. Almaráz. Idem.
5. CANELAS, Amado. «Bolivia: subasta en ritmo de samba». Síntesis Dos Mil. Pág. 45.
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